Presento mi propuesta para el anuncio en el cual selecciona redactor de contenidos Web jurídicos. En este momento, me dedico a la redacción freelance profesional a tiempo completo. He desarrollado ya numerosos proyectos, de diferentes cuantías y duración. Escribo en la actualidad para distintos blogs, diarios, revistas, trabajos técnicos promocionales para empresas y sus sitios Web, etc. También tengo en mi haber varias novelas ya escritas. Soy licenciado en Derecho, y he trabajado como asesor jurídico para la más importante de las Compañías de Seguros.
Acabo de realizar un curso sobre SEO y posicionamiento Web. Estoy acostumbrado también a trabajar con plataformas WordPress. Puedo facturar, porque soy profesional de la escritura.
Me considero una persona metódica y muy ordenada. Dedico cada día muchas horas a escribir, y lo hago a las mismas horas, procuro que, aunque trabajo desde casa, mis horarios se cumplan de una forma taxativa. Para el proyecto que Vd. ofrece, me comprometo a seguir sus instrucciones e indicaciones, a cumplir los plazos de entrega de una forma diaria, y a recopilar e investigar toda la información que sea precisa.
Para cualquier duda o aclaración, o adecuación entre Vd. y yo en el sentido que sea, puede ponerse en contacto conmigo en mi dirección de correo: pacomagar@hotmail.es.
A continuación pongo dos artículos que he escrito recientemente como ejemplo. Pero si consulta mi perfil en Nubelo, podrá encontrar muchos más ejemplos. Muchas gracias por su atención. Será un placer para mí el tener la oportunidad de colaborar juntos en la prosperidad de su blog.
Atentamente,
Francisco María García.
“Matar al mensajero”
Observamos con auténtico estupor, día sí y día también, en imágenes de noticieros televisivos, a miembros de la policía uniformados con indumentaria antidisturbios, que ejecutan órdenes judiciales de desahucios.
Personas afectadas, amigos, amigas, familiares, se unen para formar una auténtica barrera humana, con la que intentan detener la actuación policial. Nunca lo consiguen, pero el resultado son imágenes de carácter violento, y que nos transmiten la sensación de injusticia, de brutalidad policial, y es fácil tener la percepción de que hay que solidarizarse con estas personas ante semejante atrocidad.
Sería lo deseable que todo el mundo entendiera lo peligroso que es el demonizar a jueces y miembros de nuestros cuerpos de seguridad del Estado. Las decisiones judiciales son fruto de una legislación aprobada en órganos político-legislativos. Cuando hay una negativa para el cumplimiento de esas decisiones (con más o menos razón en cuanto al fondo de la cuestión), el procedimiento correspondiente es la actuación policial. Nos apenamos, por supuesto, de la situación en la que se deja a personas que pierden su hogar. Podemos entender su reacción cuando llegan los funcionarios policiales. Pero…¿de qué forma se deben hacer cumplir las decisiones judiciales?, ¿tienen que quedar en suspenso estas decisiones por el hecho de que las personas afectadas estén “atrincheradas” al paso de los miembros de la policía?, ¿qué precedente sentaríamos para el resto de sentencias y decisiones judiciales? ¿Qué puede hacer la policía cuando el diálogo ya no sirve? Imágenes de personas enseñando a las cámaras rasguños de más o menos entidad provocados por la actuación policial para levantar a esas personas del suelo, ese tipo de imágenes digo, no ayudan nada en la cuestión principal. Enfrentarse a unos policías a los cuales, con seguridad, les produce especial rechazo su trabajo ese día….no es constructivo, ni útil.
Reordenemos la cuestión. ¿Por qué no se hacen las reclamaciones correspondientes en el lugar preciso?, ¿para qué tenemos, por ejemplo, la figura del Defensor del Pueblo?, ¿para qué nos sirve el Senado, órgano legislativo de segundo nivel, del cual ningún miembro de la clase política se atreve a reconocer su carácter subsidiario, y de injustificable mantenimiento económico en estos años de recortes sociales? Si no son suficientes los cauces para que los afectados por problemas vitales reclamen y expongan sus cuestiones, que se desarrollen nuevos cauces, para dirigirse a sus mandatarios políticos. A esa clase política, muy a menudo alejada de aquéllos a quien dicen representar. Problemas económicos para el día a día que se extienden a cantidad de personas de toda índole social. Seguramente, algunos de los policías de esas imágenes tendrán, en sus ámbitos privados, situaciones económicas difíciles y problemas derivados de éstas. ¿Tiene, por tanto, algún sentido, el que víctimas de la crisis, de una u otra profesión, se enfrenten entre ellos y ellas, como espectáculo televisivo?
La injusticia de los desahucios hay que llevarla donde corresponde, a la sede del legislador. Los órganos judiciales y los cuerpos de seguridad del Estado son instrumentos imprescindibles para el funcionamiento de una democracia que deberíamos disfrutar, más que sufrir. Si las leyes no funcionan, que se reformen. Si los políticos no funcionan, que se vayan. Si determinados órganos institucionales no sirven, es un dinero vital que necesitamos. Si hay que crear nuevos instrumentos, que se desarrollen.
Egocentrismo
Lo definimos como una exaltación de la propia personalidad, hasta tal punto, que lleva a la persona a atender solamente su propio interés, sin interesarse por el bienestar ajeno. Este tipo de formas de vida va asociado a circunstancias que se padecen de forma paralela. En muchos casos se trata de personas con un carácter bipolar, que tienen lo que se llama “picos de sierra”, es decir que pasan de la euforia a la depresión, y del bienestar máximo a la ansiedad y visión negativa de todo, de una forma alternativa y sin razones aparentes, o simplemente, motivados por el más mínimo detalle. En otros casos, sencillamente estamos ante personas con un marcado egoísmo personal.
Una de las consecuencias del egocentrismo es, respecto de la vida en pareja, lo que se denomina la “ley del embudo”. Las personas egocéntricas se permiten a sí mismas algunas actuaciones con respecto a la forma de llevar su situación sentimental, y, sin embargo, no toleran en modo alguno que su pareja haga el más mínimo movimiento, en lo que a estas actuaciones se refiere. Con bastante acierto suele decirse que el egocentrismo es el enemigo número uno de la pareja. Pues se eliminan algunos parámetros que son fundamentales, como por ejemplo la confianza, la sinceridad, y, por supuesto, la imprescindible reciprocidad.
La persona que centra toda la atención en sí misma va camino del aislamiento social. Es incapaz de comprometerse por ninguna otra cosa que no sean sus propias necesidades. De esta forma, es muy difícil hacer nuevas amistades y mantener las existentes. Pero la supuesta causa de este aislamiento, el egocéntrico o egocéntrica siempre la buscará fuera de su persona. Son los demás los que se separan de él o de ella, porque no entienden, ni reconocen, ni aceptan, su superioridad.
Es preciso superar el egocentrismo para disfrutar bien la vida. Hay que aprender a ver las cosas desde una perspectiva diferente, desde otro ángulo. Las soluciones a los problemas de mayor o menor tamaño que nos preocupan siempre están ahí. La cuestión real es que, si estamos atenazados por la angustia, somos incapaces de ver estas soluciones. Se debe tener en cuenta que no siempre son nuestros criterios los válidos, que nuestras experiencias no son siempre las más determinantes y decisivas. Que hay que tener en cuenta nuevas formas de ver las cosas. Nuevas ideas. Hay que tener una mente abierta, y esto nos hará ser verdaderamente grandes, y llegar donde nos propongamos. A esto se le llama aprendizaje continuo.